Las reclamaciones de viviendas habituales por impagos se duplican respecto a los que había antes de la pandemia pero no llegan a los niveles de la anterior crisis gracias al ‘escudo social’.
Crecen los procedimientos para poner en marcha los embargos de viviendas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las ejecuciones hipotecarias se dispararon un 253,2% entre los meses de abril y junio respecto al mismo trimestre del año pasado. En total, en ese periodo se reclamaron 3.243 viviendas habituales (el domicilio principal) por impago del crédito.
Como recuerda el INE, no todas las ejecuciones acaban en desahucio, aunque sí suelen ser el primer paso de la pérdida de la vivienda. Estas constituyen, en realidad, la reclamación de una propiedad tras haberse producido impagos de entre 12 y 15 mensualidades o entre el 3% y el 7% del capital, de acuerdo con la sentencia del Tribunal Supremo de 2019.
Aun así, esa estadística sí es un termómetro de las dificultades económicas que tienen las familias para hacer frente al pago de sus hipotecas. Ignasi Vives, abogado del despacho Sanahuja Miranda, explica en El País que estos datos pueden ser un “indicador” de un futuro aumento de los desahucios, pese a que ahora estos están paralizados “si se acreditan especiales condiciones de vulnerabilidad como consecuencia de la covid-19″. “Tristemente, apunta a que irá a peor”, lamenta. La moratoria está vigente hasta finales de este mes, si bien el Congreso adelantará al lunes que viene el pleno que debe convalidar su prórroga hasta el 31 de octubre.