El D.A.F.O. jurídico femenino

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10 julio, 2023
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El D.A.F.O. jurídico femenino, artículo escrito por Estel Romero, abogada del despacho Sanahuja Miranda

Pocas veces se nos educa o se nos recuerda que aun estando trabajando por cuenta ajena el mejor negocio y la mejor empresa que se tiene entre manos, es una misma.

Así es que tras una década en la profesión he aprendido que no siempre hay que mirar hacia fuera, hacia lo que me ofrecen los despachos a mi o, incluso los casos, sino, que debo centrar la atención en que les aporto yo a ellos, así, y solamente así, me llegan las ofertas, los litigios i oportunidades que espero, que quiero y que merezco.

Posiblemente, quien lea este artículo se pueda preguntar. Y esto, ¿cómo se consigue?

En el mundo empresarial es ampliamente conocida la herramienta del DAFO, esto es (D) debilidades, (A) amenazas, (F) fortalezas y (O) oportunidades. En efecto, debemos cumplimentar estos espacios a fin de centrar los esfuerzos en aquello que nos es beneficioso, y que nos ayuda a potenciar nuestros puntos fuertes.

Cuantas de nosotras en alguna ocasión hemos oído que el derecho, la justicia y los tribunales son un mundo de “tiburones”, de hombres, pues bien, señores, esto está cambiando, porque el adjetivo femenino y mujer se encuentra en el recuadro de las fortalezas, habida cuenta que las mujeres aportamos a la profesión un prisma distinto, formas de comunicación alternativas, estrategias innovadoras y experiencias vitales hasta el momento menospreciadas o ignoradas.

Así mismo, en mi propio DAFO coloqué todas las creencias limitantes, los miedos al fracaso, al ridículo, al qué dirán o qué pensarán en el recuadro de debilidades, porque existen y, para poder desterrarlas, poder bloquearlas, esquivarlas o simplemente aprender a gestionarlas, lo primero es identificarlas.

Por otro lado, las amenazas son extensamente conocidas, presión social, conciliación familiar, techo de cristal… de todas ellas se ha hablado extensamente y, por suerte, se están realizando pasos hacia la dirección correcta para que desaparezcan.

Y es aquí es donde yo me he preguntado, si estas amenazas no brindan a las mujeres un espacio único de oportunidades, sin perjuicio del cambio que, a nivel social, normativo y de conciencia que se está haciendo, ¿Los regímenes actuales son los únicos posibles?, ¿no existe otra forma de alcanzar la cima?, ¿estamos tan obsesionados en ser el “tiburón” que hemos dejado atrás a clientes que necesitaban otras formas, otras maneras, de llevar sus casos?

Yo, amante de la mediación, de la resolución alternativa de conflictos, me recuerdo constantemente, ¡Que los árboles no te impidan ver el bosque!

Los aspectos negativos de la profesión dejan ver espacios, vacantes que son en los que una debe centrar sus esfuerzos, porque son la fruta fea que nadie compra pero que tiene los mismos nutrientes, o quizás incluso mejores, porque no lleva edulcorantes.

Generar un DAFO personal, -que no ha sido fácil-, me ha llevado a conocerme mejor, a valorarme, a identificar en qué soy buena, en qué me valoran más positivamente mis compañeros, para que recurran a mí, qué hace que un cliente se quede conmigo… 

Debemos empezar a educarnos en los aspectos positivos, en las fortalezas y, tras conocer a muchos compañeros de profesión, quién mejor que nosotras para liderar este cambio. Es importante, no querer repetir, copiar o ser la sombra de lo que han sido, son y posiblemente aun sean durante mucho tiempo nuestros compañeros de género masculino dentro de una profesión que cambia constantemente.

Hay que poner en alza los valores que ser mujer nos proporciona, y estoy segura, que así lo han hecho mujeres que hoy se encuentran liderando sectores en los que posiblemente antes era impensable negociar, debatir, litigar con o contra una abogada o jurista.

Solo a modo de ejemplo, el fantástico auge del fútbol femenino está abriendo oportunidades impensables hace unos años. Es por ello, que hoy, en lo que muchos consideraban un templo de cultura masculina, podemos encontrar mujeres juristas en posiciones de alto prestigio y liderando proyectos y despachos en el mundo del deporte tal como pudimos descubrir a través de la Asociación Women in a Legal World (WLW).

Así mismo, sucede en sectores como la ciberseguridad, tecnologías, economía internacional…

Debemos perder el miedo a mirar los vacíos que hay en sectores tradicionalmente descartados o vetados para las mujeres, debemos perder el miedo a potenciar nuestras fortalezas y trabajar para alcanzar esas oportunidades que se esconden tras las amenazas.

Creo firmemente, en que los cambios empiezan en una misma, en que la sociedad cambia si sus miembros lo hacen y, no olvidemos, que las mujeres somo más cantidad que los hombres y en esta nuestra profesión, según recogía el Consejo General del Poder Judicial, por debajo de los 45 años también.

Por todo ello, debemos empezar a decirnos que este sector, la abogacía, también es nuestro, que lo hacemos más grande y mejor y, que con nosotras alcanza rincones hasta el momento desconocidos.

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